Tengo un caniche que no “come mal”, pero elige. No le gusta el pan, no le atraen las galletas, ignora buena parte de la comida seca… pero si aparece queso, comida húmeda de perro o, sobre todo, comida de gato, su interés se despierta de inmediato.
Este comportamiento, que muchas personas interpretan como “capricho”, es en realidad bastante frecuente, especialmente en razas inteligentes, sensibles y muy vinculadas al humano, como el caniche.
A partir de este caso concreto, surge una pregunta que se repite mucho en consulta y en casa:
¿pueden los perros comer comida de gato?
Y, más importante aún: ¿qué consecuencias tiene hacerlo de forma habitual?
¿Por qué a muchos perros les gusta tanto la comida de gato?
La respuesta no tiene que ver con que la comida de gato sea “mejor”, sino con cómo está formulada.
1. Mayor contenido en proteínas y grasas
La comida de gato está diseñada para un animal estrictamente carnívoro. Por eso:
- Tiene más proteínas .
- Tiene más grasa.
- Es más densa energéticamente.
Para un perro —que es omnívoro facultativo— esto resulta mucho más atractivo a nivel gustativo.
2. Más intensificadores de sabor y olor
El olfato del perro es extremadamente fino. La comida de gato:
- Huele más fuerte.
- Tiene sabores más concentrados.
- Resulta más “interesante” desde el punto de vista sensorial.
Para un perro que ya es selectivo con la comida, esto es una tentación clara.
3. Textura y palatabilidad
La comida húmeda de gato y algunas croquetas pequeñas:
- Se mastican con facilidad.
- Son más jugosas.
- Activan más rápido el interés.
Esto explica por qué muchos perros rechazan su pienso pero devoran la comida del gato.
Entonces… ¿puede un perro comer comida de gato?
La respuesta corta
➡️ Sí, de forma puntual no es tóxico.
➡️ No, no es adecuado como alimentación habitual.
La respuesta larga (y la importante)
La comida de gato no está formulada para cubrir las necesidades nutricionales del perro. Aunque no sea venenosa, sí puede causar problemas si se consume con frecuencia.
¿Qué problemas puede causar en los perros?
1. Exceso de proteínas y grasas
Un consumo continuado puede provocar:
- Aumento de peso.
- Sobrecarga hepática.
- Problemas digestivos.
- Mayor riesgo de pancreatitis (especialmente en razas pequeñas).
2. Desequilibrios nutricionales
La comida de gato contiene nutrientes en proporciones pensadas para gatos, no para perros:
- Demasiada vitamina A.
- Exceso de ciertos minerales.
- Falta de otros esenciales para el perro.
A largo plazo, esto puede afectar a:
- Riñones.
- Hígado.
- Piel y pelo.
3. Problemas gastrointestinales
Muchos perros desarrollan:
- Diarreas.
- Gases.
- Vómitos ocasionales.
al consumir comida de gato de forma repetida.
4. Refuerzo de la conducta selectiva
Este punto es clave en perros “tiquismiquis”:
Si el perro aprende que rechazando su comida acaba accediendo a algo más sabroso, reforzamos sin querer el problema.
¿Y por qué algunos perros son tan selectivos con la comida?
En el caso del caniche (y de muchas razas similares), influyen varios factores:
- Alta inteligencia y capacidad de aprendizaje.
- Fuerte vínculo con el humano.
- Gran sensibilidad al entorno.
- Experiencias previas (premios, comida casera, extras).
No es que “no tenga hambre”, sino que ha aprendido a esperar algo mejor.
¿Qué hacer si tu perro prefiere la comida de gato?
Recomendaciones prácticas
- ❌ No usar comida de gato como sustituto habitual.
- ✅ Mantener horarios de comida claros.
- ✅ Retirar el cuenco si no come (sin dramatizar).
- ✅ Evitar mezclar constantemente extras “para que coma”.
- ✅ Asegurar que la comida del gato esté fuera de su alcance.
En algunos casos, puede ser útil:
- Cambiar a un pienso de mayor calidad.
- Introducir comida húmeda específica para perros.
- Revisar si hay problemas dentales o digestivos.
En resumen
La comida de gato:
- No es venenosa para los perros.
- No es adecuada como alimentación habitual.
- Resulta más atractiva por su olor, sabor y composición.
- Puede generar problemas de salud y de conducta alimentaria si se ofrece de forma continuada.
Si tu perro, como este caniche, es selectivo con la comida, no es un capricho sin más, sino una combinación de biología, aprendizaje y experiencia. Entenderlo es el primer paso para cuidarlo mejor.

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