Cuando convivimos con un perro, la lluvia no siempre es una excusa para quedarse en casa. Los perros necesitan salir, moverse, olfatear, estirar las patas… incluso cuando el cielo está gris y el agua cae sin parar. Pero también sabemos que, según el perro y la situación, no siempre es buena idea hacer el mismo paseo de todos los días.

¿Salir o no salir?

• Salir sí, pero adaptando. Los perros necesitan sus rutinas. Un paseo, aunque sea más corto, les ayuda a liberar energía y mantener su equilibrio.
• Hay excepciones. Si tu perro es muy mayor, está enfermo, tiene miedo a la lluvia o hace mucho frío, quizá sea mejor reducir al mínimo la salida y compensar con juegos dentro de casa.
• Los cachorros y perros muy sensibles pueden asociar la lluvia con algo desagradable si la primera experiencia no es buena. En estos casos, mejor hacer salidas rápidas y positivas.

Consejos prácticos para pasear bajo la lluvia

1. Equípate bien tú y tu perro. Chubasquero, paraguas y, si lo tolera, un impermeable para el perro.
2. Protege las patas. Si llueve mucho o hay charcos sucios, revisa luego las almohadillas. Secarlas bien previene hongos e irritaciones.
3. Recorta el paseo, intensifica la calidad. Un trayecto más corto, pero con juegos de olfato o entrenamiento, puede suplir la duración.
4. Refuerza con positivo. Premia a tu perro cuando camine tranquilo, para que relacione la lluvia con algo agradable.
5. Seca bien al volver. Toalla lista en la entrada para evitar resfriados o humedad en casa.

Alternativas dentro de casa

Cuando la lluvia es muy intensa o el perro no lo tolera, podemos:

• Hacer juegos de olfato (esconde premios por la casa).
• Practicar comandos básicos (sentado, quieto, ven).
• Jugar a tirar de la cuerda o traer la pelota en pasillos largos.
• Dedicar tiempo a masajes o cepillado, que también refuerzan el vínculo.

💡 Conclusión:
La lluvia no tiene por qué ser enemiga de los paseos. Con prevención y flexibilidad, podemos adaptarnos y seguir cuidando el bienestar de nuestros perros. Porque lo importante no es solo cuánto tiempo salimos, sino cómo vivimos cada momento juntos.