Viajar con nuestros compañeros de cuatro patas puede ser toda una aventura, pero a veces esa aventura empieza antes de arrancar el motor. Muchos perros sienten rechazo, miedo o ansiedad al tener que subir al coche o entrar en un transportín. No se trata de un capricho: para ellos puede significar enfrentarse a un espacio reducido, ruidos desconocidos o experiencias negativas del pasado.
La buena noticia es que con paciencia, cariño y algunas pautas claras podemos ayudarles a superar ese momento y convertirlo en algo más amable.
1. Empieza sin prisas, en un entorno seguro
Antes de pensar en viajes largos, dedica tiempo a que tu perro explore el coche o el transportín en casa o en el garaje, con la puerta abierta, sin obligación de entrar. Déjale oler, curiosear y retirarse cuando lo necesite.
2. Refuerzos positivos siempre
Cada vez que se acerque o muestre interés, prémialo con algo que le guste: una golosina, una caricia, o su juguete favorito. No intentes forzarlo ni arrastrarlo: el refuerzo positivo funciona mucho mejor que la presión.
3. Hazlo parte de su rutina
Si el coche o el transportín solo aparecen para ir al veterinario, tu perro los asociará con experiencias desagradables. Intenta usarlos también en momentos neutros o agradables: un paseo al campo, una visita a un lugar tranquilo, o simplemente una práctica breve en casa.
4. Asocia el espacio con calma
Puedes colocar dentro una manta que huela a casa, su cama o algún objeto familiar. El olor conocido le dará seguridad. En perros muy sensibles, un difusor o spray de feromonas (como Adaptil) puede ayudar.
5. Progresión paso a paso
- Primero: que se acerque al coche o transportín.
- Después: que suba o entre unos segundos.
- Más adelante: cerrar la puerta unos instantes, sin moverse.
- Finalmente: pequeños trayectos, siempre con calma y premios.
La clave está en avanzar poco a poco y nunca retroceder con brusquedad.
6. Tu energía también cuenta
Los perros leen nuestras emociones. Si nosotros transmitimos prisa, estrés o impaciencia, ellos lo notan. Habla con voz suave, muéstrate relajada y confía en el proceso.
7. Pide ayuda si lo necesita
Si tu perro tiene un miedo muy intenso, no dudes en consultar con un veterinario especializado en comportamiento o un educador canino. A veces, con unas pocas sesiones, la diferencia es enorme.
En resumen
Subir al coche o entrar en un transportín no tiene por qué ser un drama. Con cariño, refuerzo positivo y paciencia, tu perro puede aprender que ese espacio no es un enemigo, sino una puerta a nuevas experiencias.
Al final, todo viaje compartido empieza con un pequeño paso… o con una patita dentro del coche. 🚗🐶💛

Deja un comentario