Hay pocas cosas que nos preocupen tanto como ver que nuestro perro deja de comer.
Nos lo preguntamos todo: ¿Está enfermo? ¿Se ha cansado del pienso? ¿Está triste?
La inapetencia canina puede tener muchas causas, y a veces no es solo un tema físico, sino también emocional.
Hoy te contamos el caso de Lor, nuestro setter inglés de casi nueve años, que nos enseñó que el cuerpo y el alma de un perro no siempre están separados.
🐶 La historia de Lor
Lor siempre fue un perro fuerte, elegante, con un carácter noble y algo independiente. Hace un año, por circunstancias familiares, se fue a vivir con mi hijo a Cambrils. La distancia, el cambio de entorno, el calor, la falta de tiempo… todo fue acumulándose. Y cuando volvió con nosotros, ya no era el mismo.
Tenía el pelo deslucido, había adelgazado, no mostraba interés por la comida —ni siquiera por la casera—, y apenas se levantaba del suelo. Pensamos en la edad, en los dientes, en el calor… pero también en el alma.
Hace unos días después, descubrimos una garrapata oscurecida en una de sus patas traseras. Llevaba tiempo ahí. La quitamos con cuidado, desinfectamos… y poco a poco, con descanso, buena comida y compañía, Lor empezó a recuperar el apetito. Pero la señal ya estaba dada.
🔍 ¿Por qué puede dejar de comer un perro?
Estas son algunas de las causas más frecuentes:
🦷 Problemas bucales
Dolor al masticar, sarro acumulado, infecciones en encías o muelas.
Lor tiene la boca un poco mal, y eso influye mucho, sobre todo en perros mayores.
🐛 Parásitos (internos o externos)
Una garrapata —como en el caso de Lor— puede provocar inflamación, infección e incluso transmitir enfermedades como la ehrlichiosis o la babesiosis.
💔 Estrés o tristeza
Los perros también sufren los cambios.
Lor echaba de menos su casa, su entorno, su calma. El cuerpo refleja lo que el corazón no dice.
🐾 Dolor crónico o enfermedades
Artritis, problemas digestivos, insuficiencia renal o hepática… En perros mayores, cualquier disfunción puede hacer que pierdan el apetito.
🍖 Cambio de alimentación
Un nuevo pienso, un cambio brusco de dieta, una comida mal conservada… todo influye. Y hay que observar.
❤️ ¿Qué hicimos con Lor?
- Le ofrecimos comida húmeda templada, suave y con olor intenso (caldo de hueso, arroz con pollo desmenuzado, pescado blanco).
- Mejoramos su descanso: colchón cómodo, más sombra, cero exigencias.
- Recuperamos las rutinas: paseo corto, caricia, hora fija.
- Reforzamos el vínculo: estar, simplemente estar.
Y poco a poco, Lor volvió a mirar el cuenco con curiosidad.
📌 Consejos si tu perro no quiere comer
- Observa si hay más síntomas: vómitos, diarrea, fiebre, apatía, mal aliento.
- Examina su boca con delicadeza.
- Revisa si hay parásitos (garrapatas, pulgas…).
- Prueba con comida más blanda o templada.
- Consulta al veterinario si dura más de 24-48 horas sin comer, sobre todo si es mayor.
🌿 Un nuevo comienzo
Hoy Lor duerme en su mecedora preferida, donde también dormía Gros.
Esa mecedora es como una herencia de amor y descanso.
Y no está solo: ahora tiene un nuevo compañero, un caniche leonado que nos han cedido y que ya forma parte de la familia. Se llama Pippo Long, y Long significa dragón en chino.
Un nombre poderoso para este perrito curioso, alegre y valiente.
Estamos muy felices.
Porque Lor ha vuelto a casa.
Porque la familia crece.
Y porque seguimos creyendo que cuidar es también acompañar, escuchar y dar espacio a las nuevas historias.

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