En Patas Bien Cuidadas no solo cuidamos de animales: también trabajamos desde una mirada consciente del cuerpo, la mente y el entorno. Somos especialistas en meditación, mindfulness, taichí y qigong, disciplinas que enseñamos y practicamos desde hace años, y que nos han enseñado a escuchar, observar y estar presentes.
Esa misma filosofía es la que aplicamos a nuestra forma de acompañar a los perros: con respeto, con calma, con atención plena.
Por eso hoy queremos hablarte de una experiencia sencilla y transformadora: meditar con tu perro.
¿Qué es meditar con un perro?
Meditar con un perro no es enseñarle a sentarse en postura de loto ni esperar que se quede inmóvil. Es permitirnos sintonizar con su manera de habitar el presente.
Los perros no se distraen con lo que fue ni con lo que vendrá. Si estás con ellos de verdad, te enseñan a estar tú también. Basta con respirar a su lado y observar. Sin forzar, sin controlar.
Muchos perros, al notar que su humano se relaja y baja el tono emocional, responden de forma natural: se tumban, bostezan, respiran más profundo. Esa sincronía no es casual. En psicología se ha estudiado como co-regulación emocional: estados de calma compartidos que benefician tanto a animales como a personas.
¿Cómo practicar?
- Escoge un momento tranquilo del día, sin prisas ni estímulos fuertes.
- Siéntate o túmbate cerca de tu perro. No lo llames, invítalo con tu energía tranquila.
- Empieza respirando. Observa el ritmo de tu cuerpo.
- Escucha el silencio. Observa a tu perro, sin intervenir.
- Si se acerca, si se aparta, si se duerme… déjalo ser. Todo es parte de la experiencia.
- Quédate unos minutos en esa presencia compartida. Aunque parezca poco, transforma.
Este ejercicio no busca lograr nada. Solo ofrece un espacio donde ambos podéis estar sin exigencias, sin palabras, sin órdenes.
Un vínculo que va más allá del adiestramiento
En el cuidado de los perros, se habla mucho de obediencia, normas y control.
En Patas Bien Cuidadas, creemos que el verdadero vínculo nace de la confianza, no del miedo; del respeto, no de la imposición.
Meditar con tu perro es una forma de conocerse desde otro lugar. No para que te obedezca más, sino para que se sienta más seguro a tu lado.
Porque un perro tranquilo y comprendido, es también un perro más feliz.
Cuidar es acompañar el presente
Cuando meditamos junto a nuestros perros, no solo nos hacemos bien a nosotros mismos: también les ofrecemos un espacio de calma, seguridad y afecto real.
Y eso, en su lenguaje silencioso, es uno de los mayores regalos que podemos darles.

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