Interpretar correctamente el lenguaje de un perro no es solo una cuestión de intuición o sensibilidad. Es una habilidad basada en la etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal en su entorno natural, y especialmente en el conocimiento de los patrones de comunicación intra e interespecie.
Los perros no se comunican con palabras, pero utilizan un lenguaje sumamente preciso compuesto por señales corporales, posturas, vocalizaciones y expresiones faciales. Ignorar este lenguaje, o interpretarlo desde parámetros humanos, suele conducir a malentendidos que afectan directamente al bienestar del animal y al vínculo con sus cuidadores.
Por ejemplo:
- El bostezo repetido en ausencia de sueño puede indicar estrés.
- El lameo de hocico en seco es una señal de incomodidad o apaciguamiento.
- La sacudida del cuerpo sin haber estado mojado es una forma de liberación de tensión.
- El giro de cabeza o el desvío de mirada son mecanismos para evitar el conflicto.
Estas señales, descritas en profundidad por especialistas como Turid Rugaas o Patricia McConnell, forman parte del llamado lenguaje de apaciguamiento o calming signals, que los perros usan para autorregularse o para evitar confrontaciones.
Uno de los errores más frecuentes en la convivencia con perros es el de la antropomorfización, es decir, interpretar sus conductas como si se tratara de humanos. Esto lleva a etiquetar como “desobediente” a un perro que, en realidad, está mostrando miedo o confusión, o a castigar señales que son intentos legítimos de comunicación.
Aprender a leer al perro no es opcional si queremos establecer una relación ética, segura y enriquecedora. No basta con enseñar comandos o premiar conductas. Es imprescindible reconocer las señales que el perro emite para entender cómo vive las situaciones que le proponemos.
Además, está demostrado que los perros tienen una alta capacidad de leer nuestras emociones y posturas corporales (Müller et al., 2015; Custance & Mayer, 2012). Pero nosotros, como especie, aún tenemos mucho camino por recorrer para corresponder a esa capacidad con una escucha real.
Por eso, te animamos a observar antes de corregir. A preguntar con el cuerpo antes de imponer con la voz. Porque los perros no necesitan palabras para decirnos lo que sienten. Solo necesitan que alguien los mire con atención, y sepa ver.
Referencias
Custance, D., & Mayer, J. (2012). Empathic-like responding by domestic dogs (Canis familiaris) to distress in humans: An exploratory study. Animal Cognition, 15(5), 851–859. https://doi.org/10.1007/s10071-012-0510-1
Müller, C. A., Schmitt, K., Barber, A. L. A., & Huber, L. (2015). Dogs can discriminate emotional expressions of human faces. Current Biology, 25(5), 601–605. https://doi.org/10.1016/j.cub.2014.12.055
Rugaas, T. (2006). On Talking Terms with Dogs: Calming Signals (2nd ed.). Dogwise Publishing.
Serpell, J. (2019). The Domestic Dog: Its Evolution, Behavior and Interactions with People (2nd ed.). Cambridge University Press.

Deja un comentario