La importancia de la formación y la profesionalidad en el adiestramiento canino
Hay una idea bastante extendida que, desde Patas Bien Cuidadas, nos gustaría desmontar: no todo el que consigue que un perro se siente, se tumbe o dé la pata es adiestrador.
Es cierto que convivir con perros durante años aporta experiencia y sensibilidad. También es cierto que muchas personas tienen “mano” con los animales y un instinto natural que facilita la comunicación. Pero adiestrar no es simplemente enseñar trucos ni lograr obediencia mecánica. Adiestrar es mucho más que eso.
Un verdadero profesional del adiestramiento canino no solo conoce las técnicas, sino que entiende profundamente el comportamiento animal, la comunicación intraespecie e interespecie, las señales de calma, los umbrales de estrés, la gestión emocional del perro, la importancia del vínculo… En definitiva: un adiestrador o educador canino es alguien que se ha formado, que sigue formándose y que trabaja desde el respeto, la ciencia y la observación continua.
Cada perro es un mundo. Hay perros inseguros, perros reactivos, perros traumatizados, perros con una carga genética muy fuerte o con una historia difícil. Y lo que necesita un perro así no es una voz firme que le diga “¡sit!” ni una correa corta, sino un acompañamiento cuidadoso, profesional y adaptado a su caso concreto.
Por eso en Patas Bien Cuidadas colaboramos solo con profesionales de confianza. Gente que se toma su trabajo en serio, que respeta a los animales y que nunca utiliza métodos punitivos ni herramientas dañinas.
Entre ellos, destacamos con orgullo a dos referentes:
🔹 BUDADOG (Santiago de Compostela), con quienes compartimos visión y valores: álex realiza un trabajo basado en el refuerzo positivo, la calma, la comunicación no violenta y el bienestar del perro como prioridad absoluta.

🔹 DARWIN ADIESTRAMIENTO CANINO (A Coruña) cuyo enfoque combina el conocimiento técnico con una sensibilidad profunda. Trabajan con perros de todo tipo y se implican de verdad en cada proceso, acompañando tanto al perro como a la familia humana que lo cuida.
A veces, por desconocimiento o por prisas, buscamos “soluciones rápidas” a conductas que nos incomodan. Pero no se trata de hacer que el perro se porte bien, sino de entender qué le pasa y por qué actúa como lo hace. Solo desde ahí es posible una mejora real, duradera y justa.
Porque adiestrar no es controlar: es comprender, guiar y acompañar.
Y porque, cuando se trata de seres vivos, la improvisación puede salir muy cara.
Así que si te preocupa el comportamiento de tu perro, si acabas de adoptar y no sabes por dónde empezar, o si simplemente quieres mejorar vuestro vínculo: no lo dejes en manos de cualquiera. Confía solo en profesionales formados, empáticos y actualizados.
Por el bien del perro.
Y por el tuyo también.


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