¿Por qué hay perros que se comen las cacas de otros perros? Y qué podemos hacer al respecto

A muchas personas les resulta repulsivo, pero lo cierto es que no es tan raro que un perro coma heces, propias o ajenas. Este comportamiento, conocido como coprofagia, puede tener causas muy diversas y, aunque no siempre es alarmante, sí conviene observarlo de cerca.

¿Por qué lo hacen?

Los motivos pueden ser fisiológicos, conductuales o incluso instintivos:

  • Curiosidad natural: especialmente en cachorros, que exploran el mundo con la boca. A veces lo prueban como parte del aprendizaje.
  • Instinto heredado: en la naturaleza, algunas madres lamen y se comen las heces de sus crías para mantener limpio el entorno y protegerlas de depredadores.
  • Deficiencias nutricionales o problemas de absorción intestinal: el perro puede buscar en las heces nutrientes que su cuerpo no está asimilando correctamente.
  • Problemas digestivos o parásitos: algunos perros tienen digestiones incompletas, y sus excrementos huelen aún a comida. Eso puede atraer a otros.
  • Aburrimiento, ansiedad o soledad: al igual que con la destrucción de objetos, algunos perros se comen cacas por estrés o para llamar la atención.
  • Imitación o hábito aprendido: si han vivido en lugares donde era común, o si han sido castigados por defecar, pueden haberlo integrado como conducta.

¿Cómo podemos evitarlo?

Primero, es fundamental no castigar al perro por este comportamiento. Regañarlo solo refuerza la ansiedad y puede empeorar el problema. Aquí van algunas estrategias que pueden ayudar:

  1. Visita al veterinario: para descartar causas médicas o desequilibrios nutricionales. A veces basta con cambiar la dieta.
  2. Limpieza y vigilancia: recoger las heces inmediatamente en los paseos o en casa evita la tentación.
  3. Correa corta y bozal (si es necesario): en casos persistentes o en zonas con muchas heces, puede ser útil llevar al perro con la correa más corta y, si nada más funciona, usar un bozal tipo cesta que le permita jadear y beber, pero no comer cosas del suelo. No es un castigo, sino una herramienta de prevención mientras se trabaja el fondo del problema.
  4. Refuerzo positivo: premiar al perro cuando ignora las heces o atiende a tu llamada. Redirigir su atención con juegos o snacks saludables.
  5. Ejercicio y estimulación: un perro cansado y mentalmente activo tiene menos tiempo para buscar «aperitivos» indebidos.
  6. Complementos disuasorios: hay suplementos específicos que hacen que las heces tengan un sabor amargo, aunque no siempre funcionan con las ajenas.
  7. Adiestramiento paciente: enseñarle una orden clara como «deja» o «no» puede funcionar si se refuerza de manera coherente y sin castigos.

Un último apunte

En Patas Bien Cuidadas, cuidamos perros con todo tipo de personalidades, y sabemos que ningún comportamiento es «asqueroso» para ellos: es su forma de estar en el mundo, aunque a nosotros nos resulte difícil de comprender. Escuchar, observar y acompañar es siempre el mejor camino.

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