Historias reales desde Patas Bien Cuidadas
Hoy quiero hablarte de un perro muy especial, un mestizo de unos cinco años con una historia marcada por la ansiedad. Es de esos animales que no se relajan ni un segundo si no estás con él. Que vive el hecho de quedarse solo como si fuera el fin del mundo. Y que, además, convierte cada viaje en coche en un suplicio: gime, grita, llora y no se calma aunque vaya bien atado, aunque lo acaricies, aunque intentes tranquilizarlo.
A eso se suma otra cuestión: dentro de casa, utiliza los empapadores no solo para orinar, sino como forma de marcar territorio. Aunque tenga la posibilidad de salir, parece que algo dentro de él necesita constantemente recordar que “ese lugar es suyo”.
¿Qué le pasa? ¿Es un perro “complicado”? ¿Está mal educado? ¿Es un caso perdido?
No. Es un perro que sufre.
Y ese sufrimiento se expresa en forma de ansiedad, inseguridad, apego desorganizado y respuestas intensas frente al estrés. No todos los perros encuentran fácil la calma. Algunos arrastran vivencias previas, traumas, desajustes en los primeros meses de vida o simplemente un sistema nervioso más sensible.
🌿 ¿Qué podemos hacer por él?
Aquí van algunas pautas básicas que pueden marcar la diferencia:
🚗 En el coche:
- Desensibilización progresiva: empieza por pequeños trayectos de 2-3 minutos, sin presión. Recompensa el silencio o los momentos de calma.
- Asociación positiva: usa una mantita con su olor, algún juguete masticable o premios especiales solo para el coche.
- Seguridad y contención: algunos perros se sienten mejor en transportín cubierto que con arnés. Lo importante es que no se sienta “expuesto”.
- Evita regañar: si grita, no le regañes. Está fuera de control. Tu calma será su ancla, aunque tarde tiempo en llegar.
- Consulta al veterinario: en algunos casos, el uso de feromonas, flores de Bach o incluso tratamientos puntuales para viajes largos puede ayudar. Pero siempre con criterio profesional.
🏠 En casa:
- Revisión del paseo y la estimulación: ¿está liberando suficiente energía física y mental? El estrés acumulado se descarga de algún modo.
- Reducción progresiva del apego ansioso: no desaparezcas de golpe. Enséñale que irte es algo seguro y que siempre vuelves.
- Rituales predecibles: la estructura y la rutina generan seguridad en animales ansiosos.
- Marcar en empapadores: puede ser un hábito aprendido o una forma de lidiar con la tensión. Consulta con etólogo si persiste pese a los cambios.
🐾 Lo importante: no está “mal”. No lo hace por fastidiar. No es un caso perdido.
Es un perro con emociones complejas, y necesita una familia que entienda que detrás de cada conducta hay un mensaje. La ansiedad no se elimina de un día para otro, pero con cuidado, dedicación y amor bien enfocado, se puede transformar en confianza.
Desde Patas Bien Cuidadas, queremos recordarte que cuidar a un perro ansioso es también una forma de sanar. Porque al calmar su miedo, algo en nosotros también se serena.

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