🌭 DACHSHUND: PEQUEÑOS EN TAMAÑO, ENORMES EN PERSONALIDAD

Laia, una huésped muy especial

Estos días tenemos en casa a Laia, una perrita dachshund (o teckel) negra intensa, viva, expresiva y pegajosa como una sombra fiel. Es de esas perritas que no solo se hacen notar por su cuerpo alargado y sus patas cortitas, sino por su energía, su apego y su voz. Sí, Laia es ladradora, sobre todo con los hombres, y también hipercariñosa, pegajosa, atenta, lista y muy simpática. Le encanta estar en contacto, seguirte a todos lados y pedir caricias con el hocico o la mirada. A veces parece que su cuerpo largo está hecho para abrazarse mejor a tus pies.

🐾 Un poco de historia: de la caza a la cama

El dachshund, también conocido como perro salchicha, es originario de Alemania, donde fue criado para la caza de tejones y pequeños animales. Su cuerpo largo y bajo les permitía meterse en madrigueras y su carácter valiente los hacía ideales para enfrentarse a presas escurridizas. Existen tres tamaños (estándar, miniatura y kaninchen) y tres tipos de pelo (corto, largo y duro).

❤️ Cuidados y carácter

A pesar de su tamaño, tienen una personalidad grande y decidida, a veces un poco testaruda. Son leales, inteligentes, algo territoriales y pueden ser protectores con su familia humana.

En cuanto a los cuidados:

  • Espalda delicada: su anatomía los hace propensos a problemas de columna. Es importante evitar que salten de sitios altos o suban escaleras en exceso.
  • Ejercicio moderado: necesitan moverse, pero sin sobrecargas. Paseos regulares y juegos en casa son suficientes.
  • Socialización temprana: para evitar miedos o reactividad, es clave exponerlos desde cachorros a distintos entornos, personas y animales.
  • Estimulación mental: les encanta usar el olfato y resolver pequeños retos o juegos de comida.
  • Atención al peso: tienden al sobrepeso, lo cual agrava los problemas de espalda.

🧠 ¿Por qué algunos perros ladran o gruñen a los hombres?

Laia, como muchos otros perros, ladraba con fuerza a los hombres desconocidos, especialmente si son jóvenes o tienen una energía más brusca. Este comportamiento no es raro y puede deberse a varias razones:

  • Experiencias pasadas: Si ha tenido un mal encuentro con un hombre (maltrato, gritos, trato brusco), puede generalizar ese miedo.
  • Diferencias físicas y de voz: los hombres suelen tener voces más graves, pasos más pesados y movimientos más amplios, lo que puede intimidar a algunos perros sensibles.
  • Falta de socialización específica: si no han tenido suficiente contacto positivo con hombres durante su etapa de socialización, pueden reaccionar con miedo o alerta.
  • Protección o apego excesivo: algunos perros muy apegados a sus cuidadoras (como Laia) pueden ver a los hombres como una posible “amenaza” y actuar de forma territorial.
  • Olores hormonales: los perros detectan feromonas y olores que nosotros no percibimos, y puede haber algo en ciertos perfiles masculinos que los inquiete.

La clave está en no regañar, sino acompañar, exponer gradualmente a situaciones positivas, premiar la calma y trabajar con paciencia. En muchos casos, el ladrido disminuye en cuanto el perro ve que no hay peligro real.

🖤 Laia, reina del sofá… y del dormitorio

Laia no solo ha conquistado la casa con su energía, sino también nuestros corazones. Es una perrita que se entrega con intensidad: donde tú estés, quiere estar ella. Un auténtico pegote de amor.

Eso sí… tiene sus ideas claras. Tanto, que estos días mi marido ha tenido que dormir en otra cama porque Laia le gruñía cada vez que se acercaba a la mía. Celosa, protectora o simplemente desconfiada con los hombres, no lo sabemos. Pero el caso es que él acabó exiliado a la otra habitación, mientras ella se quedaba a mis pies como una pequeña guardiana de orejas caídas.

Una anécdota más que demuestra que, aunque midan apenas 20 cm de altura, los dachshund gobiernan con decisión y ternura cada rincón que pisan.

Porque si te ganas a un dachshund, no solo te ganas un perro: te ganas una sombra leal, un corazón valiente y una compañía que nunca se despega.

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