Descripción del caso:
No pondremos fotos reales
Uno de los primeros casos que vamos a tratar en Patas Bien Cuidadas es el de un galgo grande, de color jaspeado, que fue adoptado hace un mes y algo. El perro proviene de una protectora, y aunque está físicamente fuerte, muestra signos evidentes de haber sufrido maltratos en el pasado. Este galgo presenta un miedo extremo al pasar por las puertas de la casa, especialmente al cruzar de la sala a la cocina. Este miedo a los espacios cerrados o a las transiciones dentro de la casa es una respuesta común en perros que han sido maltratados o que han tenido experiencias traumáticas en el pasado.
Recientemente, su dueña y ángel de la guarda, nos proporcionó nuevos datos sobre el perro que podrían arrojar más luz sobre su comportamiento. Nos informaron que es posible que el galgo haya sufrido desnutrición en el pasado y que podría haber tenido una lesión en la cadera. Esto explicaría, en parte, por qué fue desechado de las carreras, lo que además podría haber influido en su miedo hacia ciertos lugares donde podría resbalar. También nos comentaron que el perro podría haber estado en un espacio pequeño y cerrado, lo cual explica su miedo a las puertas y a las transiciones en el hogar, como si estuviera condicionado a los espacios limitados.
Este perro ha tenido una vida complicada, pero con paciencia y las estrategias adecuadas, podemos ayudarle a superar estos miedos y brindarle una vida más feliz en su nuevo hogar.
Soluciones para el caso:
- No forzar el paso a través de las puertas: En lugar de tirar de la correa a la fuerza para que el perro pase de un lado a otro, lo ideal es permitir que se acerque a la puerta por su propia voluntad. Para esto, podemos utilizar golosinas o premios cercanos a la puerta para que el perro se acerque gradualmente, sin forzarlo. Cada vez que se acerque, será importante recompensarlo y elogiarlo, lo que le ayudará a asociar la puerta y las transiciones con una experiencia positiva.
- Desensibilización gradual y trabajo en espacios resbaladizos: Dado que el galgo tiene miedo de resbalar en ciertos lugares, es fundamental trabajar con desensibilización en esos espacios. Usar alfombras antideslizantes o tapetes en las áreas donde se resbala puede ayudarle a ganar confianza. Los primeros acercamientos a esos lugares deben ser suaves y graduales, dejando que el perro explore y se sienta cómodo con el entorno. Refuerza positivamente cada pequeño avance, sin presionarlo.
- Tratar la desnutrición pasada y la lesión en la cadera: La desnutrición y la posible lesión en la cadera pueden estar influyendo en el comportamiento del perro. En este caso, será importante asegurarse de que reciba una dieta adecuada para recuperar su salud y energía. Consultar a un veterinario sobre su condición física ayudará a determinar si necesita algún tratamiento específico para la cadera o un suplemento alimenticio que pueda mejorar su bienestar general.
- Rutina diaria para crear confianza: Establecer una rutina consistente y diaria será clave para ayudar al galgo a adaptarse y sentirse más seguro. Los paseos deben ser más frecuentes y tranquilizadores, comenzando en zonas conocidas y tranquilas. A medida que el perro se sienta más cómodo, se puede ampliar gradualmente el entorno y la duración de los paseos. Evitar situaciones ruidosas o que puedan alterarlo será esencial en esta fase.
- Paseos tranquilos, cortos y con refuerzos positivos: A la hora de sacarlo a pasear, comienza con paseos cortos, tranquilos y en áreas donde se sienta cómodo. Evita lugares con mucho tráfico o ruidos que puedan estresarlo. Refuerza su comportamiento positivo durante el paseo, dándole golosinas o caricias cuando se muestre tranquilo o al caminar por un espacio difícil para él. Esto le ayudará a asociar estos momentos con experiencias agradables.
- No utilizar correcciones físicas ni presión: Es importante no utilizar correcciones físicas, como tirar de la correa para hacerle cruzar una puerta o un espacio que le cause miedo. Esta técnica solo aumentaría su ansiedad y podría crear asociaciones negativas con el entorno. La paciencia, el refuerzo positivo y el tiempo para adaptarse a los espacios serán mucho más efectivos.
- Esterilización: Aunque aún no está esterilizado, la esterilización podría ayudar a reducir algunas tensiones emocionales o comportamentales, como la ansiedad. Aunque la esterilización no resolverá todos los problemas de comportamiento, puede ser un paso positivo en su proceso de adaptación.
Conclusión:
Este caso del galgo adoptado, con antecedentes de maltrato, desnutrición y posible lesión en la cadera, resalta cómo los perros con experiencias traumáticas necesitan paciencia y un enfoque gradual para superar sus miedos. Las soluciones propuestas, como la desensibilización, el uso de refuerzos positivos y la adaptación a espacios resbaladizos, son esenciales para mejorar la calidad de vida del perro. Además, comprender su pasado y respetar sus tiempos de adaptación será clave en su proceso de recuperación.
Este caso es uno de los primeros que vamos a tratar en Patas Bien Cuidadas, y creemos que será útil para muchas personas que hayan adoptado perros con experiencias traumáticas similares. La clave está en ofrecer un entorno seguro, trabajar en la confianza poco a poco y siempre usar métodos suaves y respetuosos para ayudar a los perros a superar sus miedos.
Soluciones recomendadas: Desensibilización gradual, refuerzo positivo, manejo de espacios resbaladizos y trabajo en su bienestar físico y emocional.

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