🌺 Cuando tu perra entra en celo: un ciclo de sangre, sentidos y silencio

Una mañana cualquiera, tu perra te mira distinto. No sabes muy bien por qué, pero hay algo en su forma de caminar, de oler el aire, de quedarse quieta de pronto con la mirada clavada en un punto invisible. Al día siguiente, ves unas gotitas de sangre en el suelo. Entonces lo entiendes: ha empezado su celo.

Es un cambio sutil, pero profundo. Una transformación interior que altera sus sentidos, su humor, su cuerpo entero. Y tú estás ahí, a su lado, preguntándote qué puedes hacer para acompañarla mejor.

🕊 Un cuerpo que habla: el ciclo del celo explicado con ternura

El ciclo reproductivo de la perra no es un simple evento, es una danza hormonal compleja, un oleaje interno que se despliega en cuatro fases:

  1. Proestro: Durante unos 7 a 10 días, su vulva se hincha y aparece el sangrado. Los machos ya la huelen, pero ella todavía no está lista. Puede mostrarse esquiva, confundida. Es un umbral.
  2. Estro: Es el tiempo fértil, el corazón del ciclo. Su cuerpo invita y su actitud cambia. Algunas se vuelven mimosas hasta el exceso, otras, territoriales y alertas. Es el momento más delicado: pueden quedarse preñadas.
  3. Diestro: Si no hubo monta, el cuerpo se recoge. A veces aparece una falsa gestación, con síntomas tan reales como leche en las mamas o comportamientos de “nido”.
  4. Anestro: El descanso. Entre tres y cuatro meses de reposo hormonal. Silencio tras la tormenta.

💫 ¿Cómo cambia su mundo interior?

El olfato, que ya de por sí es prodigioso, se vuelve aún más sensible. Olores lejanos, señales invisibles, todo la atraviesa. Y su carácter también se ve tocado por esta revolución interna.

Puede estar más pegajosa, más insegura, más susceptible. O por el contrario, volverse más independiente, irritable o poco sociable. Es como si cada perra llevara dentro su propia luna: unas se desbordan, otras se recogen.

No es enfermedad ni capricho. Es biología, es instinto, es naturaleza viva.

🌿 Cómo cuidar a una perra en celo (sin convertirlo en un problema)

Acompañar el celo no es sobreproteger ni ignorar. Es observar sin juicio. Ajustar sin dramatizar. Aquí algunas claves esenciales:

  • Paseos controlados y tranquilos: con correa, sin parques abarrotados. No porque ella no sepa portarse, sino porque el mundo está lleno de impulsos ajenos que no podemos controlar.
  • Espacios limpios y seguros: puedes usar braguitas especiales, pero sobre todo, respeta su necesidad de estar más o menos recogida.
  • Contacto a su ritmo: no la agobies con mimos si está huraña. Y si te los pide, dáselos sin medida.
  • Observación sin obsesión: mira sus ojos, su postura, su energía. Todo te dirá si está bien. No hace falta intervenir en cada cambio.

🌸 ¿Y si no quiero que tenga cachorros?

Esterilizarla puede ser una decisión sabia. No solo previene camadas no deseadas, sino que reduce notablemente el riesgo de piometra (infección de útero) y tumores mamarios, especialmente si se hace antes del segundo celo. Consulta con un veterinario de confianza. Cada cuerpo tiene su momento y su historia.

🌙 Acompañar, no controlar

El celo no es solo un proceso físico, es también un momento para fortalecer el vínculo con ella. Para aprender a leer sus silencios, a respetar su energía cambiante. Para entender que su bienestar no siempre se resuelve con una lista de tareas, sino con presencia.

Cuidar es, a veces, saber quedarse cerca sin invadir. Dejar que ella lidere el ritmo, mientras tú permaneces disponible, amorosa, atenta.
Porque cuando tu perra está en celo, su cuerpo se convierte en un pequeño cosmos. Y tú puedes ser la luna que acompaña su órbita sin interferir.

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