Introducción:
El contacto físico es una de las formas más comunes de expresar afecto en los seres humanos. Sin embargo, en el mundo animal, el significado de estos gestos varía considerablemente entre especies. En particular, el acto de abrazar, que en los humanos genera seguridad y bienestar, puede ser interpretado de formas muy diferentes en los perros y otros animales. Esta entrada analiza, desde una perspectiva científica, cómo los abrazos afectan a los animales, considerando aspectos etológicos y psicológicos.
La respuesta biológica al contacto físico:
En los humanos, los abrazos estimulan la liberación de oxitocina, una hormona asociada al apego y al bienestar emocional. Estudios han demostrado que los perros también experimentan un aumento en los niveles de oxitocina cuando interactúan positivamente con sus tutores humanos, especialmente a través de caricias y contacto visual prolongado. Sin embargo, el efecto del abrazo en particular sigue siendo debatido.
Interpretación etológica de los abrazos en los perros::
Los perros son animales sociales con una estructura jerárquica flexible, pero el contacto prolongado y la restricción del movimiento pueden ser interpretados como una forma de control o dominación. Investigaciones en etología han mostrado que algunos perros pueden experimentar estrés al ser abrazados, lo cual se manifiesta a través de signos como:
- Lamerse los labios repetidamente.
- Desviar la mirada o girar la cabeza.
- Tensión muscular.
- Bostezos en contextos no relacionados con el sueño.
- Intentos de escapar o evitar el contacto.
Según un estudio publicado en Psychology Today, más del 80% de los perros analizados en fotografías donde se les abrazaba mostraban signos evidentes de incomodidad. Esto sugiere que, aunque algunos perros pueden tolerar los abrazos, no es una forma de contacto que la mayoría disfrute o entienda instintivamente.
Diferencias entre especies en la aceptación del contacto físico:
No todos los animales reaccionan igual al contacto físico humano. Mientras que algunos mamíferos sociales, como los bonobos o los caballos, buscan la proximidad y el contacto, otros, como los gatos, pueden necesitar mayor control sobre la interacción. La clave está en la socialización temprana y en la capacidad de cada individuo para asociar el contacto con experiencias positivas.
¿Cómo demostrar afecto de manera respetuosa?:
Para fortalecer el vínculo con los animales sin invadir su espacio, es recomendable:
- Observar su lenguaje corporal antes de intentar un contacto físico prolongado.
- Permitir que el animal inicie la interacción.
- Sustituir los abrazos por caricias suaves en zonas que disfruten, como el pecho o detrás de las orejas.
- Usar la voz y el contacto visual para reforzar el vínculo sin necesidad de restricción física.

Conclusión:
Aunque los abrazos son un gesto natural en la comunicación humana, no necesariamente son comprendidos o disfrutados por los animales. En el caso de los perros, la mayoría muestra signos de incomodidad cuando son abrazados de manera prolongada. Como tutores responsables, es fundamental aprender a interpretar el lenguaje corporal de los animales y respetar sus límites. La verdadera conexión no reside en imponer nuestras muestras de afecto, sino en construir interacciones basadas en la confianza y el respeto mutuo.

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